«Lo primero que apareció entre nosotros fue la común condición ante el presente y el constante hallazgo de la semejanza de condición. Matices y tonos variaban, el paisaje podía ser distinto, pero era inescapable la unidad del clima moral, intelectual y cultural. Nos contábamos las cosas propias como chismes de familia. Íbamos hacia la obra literaria en una misma actitud y, además, con un igual propósito: expresar aquella realidad tan compleja y tan rica que hasta entonces nos parecía que no había sido adecuadamente reflejada. Fuera de las diferencias de las situaciones nacionales, nos sentíamos parte de una misma condición y de una peculiaridad profunda que nos distinguía por igual de gentes de otras culturas. Terminábamos por asimilar la continua revelación de la rica variedad de las situaciones comunes. Hablábamos de la misma cosa y en el fondo real éramos la misma gente».
[Arturo Úslar Pietri, El reino de Cervantes]